Ya hablé en otro post de Fernando Merlo y de su poema Dos cuchillos que fue interpretado por Aguaviva, aunque nunca os copié el poema, que es tan sencillo como son los grandes poemas:
Dos cuchillos en mi pecho,
uno blanco y otro negro.
¡Ayúdame!
Que el blanco se está muriendo...
Para mi ese poema ha sido siempre la representación de la lucha entre el bien y el mal en nuestro interior. Y una petición desesperada de ayuda para defender la bondad frente a la fuerza y el poderío de lo obscuro. En estos días en que parece que nos adentramos en una nueva edad obscura, este poema cobra múltiples significados y su mensaje se hace omnipresente.
Cuando el ambiente es gris, mezquino y morne, nuestro yo se empequeñece y se desmandan las pasiones mas miserables y raquíticas. Ahora que me hago algo más que mayor, me asusta convertirme en una persona preocupada por cosas nimias, triste, violenta y amarga.
Pero la única posibilidad es luchar contra ello, refugiarse en la música de las palabras, cuidar y mimar los sueños y disfrutar de las cosas hermosas: libros, música, la aventura de pensar y descubrir la verdad. E imaginar cómo resolver nuestro futuro