domingo, 20 de febrero de 2011

Dónde buscarme si me pierdo

No sé si os he contado que soy adicta a los mensajes de desaparecidos que se emiten en Radio 3 a las 7 de la mañana. Entendedme, se trata de pequeños dramas, de desapariciones todavía de la Guerra Civil, o de emigrados que nunca más volvieron, o de desapariciones en el medio rural. 
Tampoco os he dicho que muchas veces en mi vida, más antes que ahora, he coqueteado con desaparecer, con irme y no volver. 
Ahora que he visto "desaparecer" a muchos y que la perspectiva no me resulta del todo extraña, no suelo soñar más con ello.
Pero hay un alcornoque en la dehesa de mi pueblo que despierta en mi temperamento poco inclinado a ello una tendencia a la contemplación y a la unión con la naturaleza. Hace ya tres inviernos que perdió una enorme rama, y que lo sometieron a un tratamiento terapéutico con una pintura color verde. La rama caída es un magnífico asiento para mi y para Coco, mientras Corso corretea tras los conejos.
Ahí terminan ahora nuestros paseos y desde ahí volvemos a casa. A través de la herida de su corteza se cuela el sol cuando lo hay y a sus pies, entre sus raíces, se forma un pequeño charco en el que flotan hierbas.
Este sitio me relaja y aunque truene o llueva siempre intento llegar hasta este alcornoque, uno de los tres que conozco en la dehesa, que antaño se supone que estuvo plagada de ellos. Pero es más conocido y más fotografiado uno que crece cerca de la cerca que la delimita, que brota heroicamente de entre unas rocas y cuyo tamaño es mayor, con un tronco triple.

Subiendo al monte hay otro alcornoque pequeño que me encanta, pero no es un lugar para sentarse porque está entre una maraña de encinas y otros arbustos, aunque siempre que subo suelo saludarlo...
Si, ya lo sé, hablar a los árboles es un poco raro, pero yo les hablo y desde luego a los animales, Coco y Corso son a veces más comprensivos que muchos humanos. Admito mi rareza y la asumo

Estos días he leído dos novelas La secta de los egoistas, de Eric-Emmanuel Schmitt y Tea Bag, de Henning Mankell. En la primera lo más reseñable es que el usuario descubre la existencia de esta secta en la Biblioteca Nacional Francesa y el análisis extremo al que somete el autor la filosofía de los egoístas, que incluye una paradoja letal. La novela de Mankell habla de tres mujeres inmigrantes que han llegado a Suecia tras un largo camino de sufrimiento, pero en la obra está demasiado presente la mala conciencia de los habitantes del tercer mundo y el sentimiento de que no saben como abordar su trato con el otro mundo tercero. Me gustó mucho más Ulises from Bagdad en la que el humor favorecía un punto vista menos occidental.
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domingo, 13 de febrero de 2011

Dicen que la nostalgia ya no es lo que era

Va ser la edad, que se presta a estos ejercicios de nostalgia, pero no puedo dejar de transcribirle a Biatricita sus poemas del año 77, aunque es imposible transmitir también las circunstancias, su hermosa letra de trazo tenue y ligeros lazos. Ni quienes éramos entonces ella o yo. Pero igual se lo debo y lo voy a transcribir de manera precisa, tal como ella lo grabó en mi libreta y en mi memoria huidiza. Son dos " poes", una antigua y otra nueva, según su propia terminología:

una poe antigua:
                        al G.V.

Ya solo te siento en los sueños pobres 
de lo escrito

una poe nueva:     a Marina
Yo sueño querer lo que siento
y tocar la tarde amarilla;
con la palabra bajita,
que ni yo la vea.
Silencio.
Soy inútil y soy mi propia estación

Sigo pensando que a pesar muchos rasgos adolescentes y una cierta negrura impostada por los tiempos tan cutres vividos, eran poesías con cierta belleza. O quizás es solo que a mi me gustan, y me traen recuerdos de otro tiempo lleno de futuro.
Junto a estas poesías hay otro poema escrito por Rafael, del cual solo recuerdo que era amigo de nuestro amigo común Joaquín y que estaba haciendo el servicio militar (esto se deduce también del propio texto del poema). Creo que lo escribió en la casa de Joaquín, en el Palo, cerca de la playa...
Era el dominio de la amistad, con mucho tiempo libre y muchos sueños por compartir, y probablemente con mucha tontería, pero aún así se añoran esos años en los que quedaba tanta incógnitas por desvelar.
Luego, la vida las va desvelando y, la verdad, no era para tanto.

lunes, 7 de febrero de 2011

Poemas sin nombre rescatados del silencio

Estos poemas los leí a principio del año 1977, creo que un libro de la Biblioteca de Filosofía de Málaga, que estaba entonces en el Colegio de San Agustín, un edificio muy hermoso con un patio central porticado. Están copiados en una de mis libretas de entonces, donde se mezclan amores inventados y sufrimientos post-adolescentes diversos, junto con información de cursos por todo el mundo y sobre libros que quería leer o que me regalaran.
Como suele ocurrirme con muchos poemas, a lo largo de todos estos años he recordado de memoria algunos fragmentos, pero desafortunadamente no sucedía lo mismo con el nombre del autor completo y tampoco me valió la estrategia de escribir algún verso en la web y lanzar una búsqueda, puesto que a pesar de ser considerado el mejor poeta gallego vivo, no aparecen apenas obras suyas en la red. Por tanto, he tenido que recurrir a las viejas libretas; y allí, entre las cartas de mi madre, billetes de tren antiguos y miles de poemas míos ligeramente tremendistas, he encontrado el nombre de su autor, Farruco Sesto Novás. Así ya he podido encontrar noticias sobre su vida. Es arquitecto, emigró a Venezuela en 1964, pero lo que más me llama la atención es que en estos momentos es ministro, creo que de Reconstrucción Urbana, en el gobierno de Chavez.
Al parecer se trata de un hombre ligado desde siempre a la izquierda, recuerdo que este poema que para mi era un poema de amor, se interpretaba entonces (era esos años), como un canto a la revolución. Estoy convencida de que estábamos tan acostumbrados a leer entre líneas que a menudo leíamos lo que no estaba. Esa costumbre nos ha debido hacer bastante daño.
Sin más os transcribo el primer poema, que no sé como se llama y que seguro contiene errores ortográficos, el gallego que yo sé es de entonces, de cuando estudiaba lingüística románica como si se tratara de un hermoso juego de construir palabras...
Disfrutadlo

Cando te atope ao fim, seréi un vasto dormidorio de sucre
Espido enriba tua, desbravado
haberei xa esqueucido as pouquedades,
as caixas de medir e a carteira.
Cando te atope, presa sen retorno
seréi doce por fin, xeitoso e maino
seréi un longo eiral de mansedume.
Ateigado de lumes silandeiros.
Fareite por lo corpo sin descanso,
viaxes adivertidos e solenes.
Ti aberxerás a modo as mias verbas
de vidro no alento
Soterraréi no peito teu per sempre
a maquina do pranto.
O paxaro da lús vira connosco.
Cando te atope ao fim, cando me atopes,
haberemos dexaido atras os dias
co corazon acedo.
Mais por se ascaso a sal sigue aceixando,
hei de ter contra a sal listo o cortelo


El segundo es este:
Quero informar de como
de cotío
voume da pedra ao fogo
sin regreso
Ao beber nos teus ollos
quero informar
Quero informar que ao camiñar
dos dias
os pés fánseme alleos e os atopo
trocados nunha mesta moitedume
Ao acenderte os peitos
quero informar
Quero informar que unha ledicia dura,
indócile e molesta
demuda os meus proiectos de tristura.
Ao penetrar en ti
quero informar
Que unha euxoita guerra vense envoltas as miñas timidas canciós
descontra un vellolidro murmuleiro
Ao escoarme en ti
quero informar
                      Farruco Sesto Novás