sábado, 15 de mayo de 2010

Detective caribeño contra detective sueco

C. dice que la novela negra hispanoamericana es desconocida, pero que es mucho mejor que la escandinava, que tiene tanto éxito; le disgusta especialmente la saga Millenium de Stieg Larsson. Yo no comparto su deprecio por la novela negra escandinava, pero desde luego apenas si conozco la novela negra hispana. Para remediarlo C. me regaló una novelita de hermoso diseño (la cubierta reproduce una foto de un interior de una casa del Vedado, de altos techos y alargadas ventanas por donde se cuela el verde fulgurante de los trópicos) y que ha sido para mi todo un descubrimiento; la novela se llama Pasado perfecto y es de Leonardo Padura, un autor nacido en la Habana en 1955, que según mi amigo A. es uno de los autores cubanos más conocidos en el exterior de la isla. 
El detective protagonista de esta y algunas otras obras de este autor es Mario Conde, un policía proletario y desarraigado, aspirante a escritor, y algo tímido. El argumento, la desaparición de Rafel Morín, alto funcionario del Ministerio de Industria y compañero de instituto de Mario, sirve de excusa para innumerables flashbacks (o analepsis) en los que el policía recuerda su adolescencia y la de su grupo de amigos, incluidos el Flaco, que hoy está gordo y atado a una silla de ruedas, o la hermosa Tamara, su eterno amor imposible y ahora esposa del desparecido. Entre analepsis e investigación, Mario Conde descubre que Rafael está metido con su jefe en una trama de evasión de dinero, inicia una tórrida relación con su antiguo amor platónico y confirma que Rafael ha sido asesinado por su cómplice de manera casi fortuita. Mientras tanto, los lectores disfrutamos de un lenguaje lleno de giros locales, vivaz y coloquial y gozamos de magníficas escenas, como la de la intervención de los representantes del partido revolucionario en un taller literario hecho por los adolescentes junto con su profesora de literatura, un texto de crítica política muy logrado.
Para comparar y porque no puedo estar sin leer y los libros me asaltan en todas partes, he leído también una novela negra escandinava, de una autora bastante conocida pero de la que yo no había leído nada, Camilla Läckberg. Al parecer he empezado por una de las últimas Crimen en directo. Esta novela tiene como trasfondo uno de esos programas del tipo Gran Hermano, en los que un grupo de seres humanos diversos se exponen a sí mismos como en una pecera. Con este tema de fondo, y con la boda del detective Patrick con Erika en el horizonte próximo, en el pequeño pueblecito de Tanum, este detective encuentra encuentra el hilo conductor de una serie de crímenes no resueltos, en los que las víctimas han sido forzadas a ingerir alcohol hasta la muerte. 
No sé si esta obra tendrá una calidad similar a las que no he leído, pero en contraste con la de Padura me ha parecido un poco banal, especialmente a la hora de resolver los profundos problemas psicológicos de algunos personajes y sus profundas neurosis: ha ocurrido una cosa que es frecuente en algunos libros editados un poco industrialmente, faltaban unas treinta páginas; pues bien es bastante sintomático que ello no haya supuesto ningún problema de lectura. No obstante, esta victoria de la novela caribeña contra la sueca no es desde luego definitiva y puede que tenga una explicación añadida: en este momento en que siento radicalizarse las posturas de los ciudadanos cada vez más, me parece importante mantener el sentido crítico, ese que siempre es la primera víctima de las dictaduras y de la intransigencia.
Pues eso, a leer de forma variada, para pensar de la misma manera. Es vital

viernes, 7 de mayo de 2010

Mis directores

Llevo 32 años en la BNE o Biblioteca Nacional de España. De mil 1978 a 1986 tuve un solo director, Hipólito Escolar Sobrino, bibliotecario de la viaje escuela, recientemente fallecido. Después, de 1986 a 2010, ya llevo nueve directores, con una media de 2 o 3 años en el cargo. De todos guardo un recuerdo, siempre cariñoso y a menudo crítico. La relación que incluyo más abajo procede de la propia web de la Biblioteca, porque a veces resulta difícil recordarlos a todos.

1975-1984 Hipólito Escolar Sobrino
1986-1990 Juan Pablo Fusi Aizpurúa
1990-1991 Alicia Girón García
1991-1994 Carmen Lacambra Montero
1994-1996 Carlos Ortega Bayón
1996-2000 Luis Alberto de Cuenca y Prado
2000-2001 Jon Juaristi Linacero
2001-2004 Luis Racionero Grau
2004-2007 Rosa Regàs Pagès
2007-2010 Milagros del Corral Beltrán

Fusi fué el impulsor y sufridor del Plan director de remodelación del edificio, el director del cambio del sistema de bibliotecas Sabini a Sirtex. Siempre fue querido por todos y añorado en algunos momentos.
Alicia Girón fue también importante, según mi opinión, como dinamizadora de la Biblioteca y una persona profundamente cercana a todo el personal y implicada en todos los temas sociales. Lacambra, Carlos Ortega, Luis Alberto, Juaristi, Racionero, nuestra querida y discutida Regás (de ella hablé en otro post). Y Milagros, una especie de locomotora de entusiasmo imparable...
Pero la crítica fundamental de este post no se refiere a los aciertos o los errores de éstos, si a su rápida caducidad, que es, sin duda, un mal síntoma.
¿Qué se puede planificar en dos años? ¿Como se puede realizar el seguimiento de los proyectos con 9 meses en el cargo?
Las Biblioteca Nacional de España es una empresa que precisa una alta cualificación de sus mandos para poder llevar a cabo las cada vez más acuciantes tareas que le exigen los nuevos tiempos. Necesita, además independencia para poder gestionar iniciativas y patrocinios. Necesita sobre todo, estabilidad organizativa.
Pero justo eso es lo que nunca conseguimos, estabilidad e independencia, respeto a la profesionalidad de sus trabajadores, que quizás sin más mérito que el estar expuestos a los tesoros y a la necesidad de difundirlos y conservarlos, son grandes expertos con un nivel de pericia muy especializado.
El objetivo debe ser la independencia profesional.