lunes, 28 de abril de 2014

Otra amiga que habla de GGM


Uno de los nuestros
En un Jueves Santo, casi como corresponde a quien se alimentó de realidad y ficción, de tradición y revuelta, de ayer y hoy, ha muerto Gabriel García Márquez.
x 'Gabo' de Charo
No sólo era uno de los grandes: era uno de los nuestros.
Para los que ya llevamos mucho vivido, él fue, hace años, el descubrimiento luminoso, exuberante y fecundo de un universo completamente nuevo, donde se cruzaban realidad y fantasía para generar un mundo propio en el que todos cabíamos. No fue el único, desde luego, pero tal vez sí el más característico de aquella legendaria floración de la literatura que dio en llamarse “el boom latinoamericano”.  En unos años que contemplaban a Latinoamérica como poco más que un gigantesco tablado de opereta donde se alternaban dictaduras y guerrillas, aquellos jóvenes, y algunos otros no tanto, desplegaron ante los ojos asombrados del mundo una capacidad de creación y un dominio del lenguaje en todas sus facetas, como jamás se había producido en idioma alguno. Eran tantos y tan buenos, tan diferentes, tan deslumbrantes, tan independientes y tan personales, que costaba creer que fuera verdad lo que estaba pasando.
Decir que escribían en español, es decir poco. Hicieron mucho más:  crearon con sus palabras un nuevo idioma, un nuevo lenguaje poético, una nueva forma de contar la vida. Lo hicieron en español, la misma lengua en la que ahora escribo, en la que me dirijo a vosotros y en la que todos soñamos. La lengua que nos une.
Por eso, al morir Gabriel García Márquez, ha muerto uno de los nuestros.

Rosario López de Prado en el blog BiblioCi» Amig@s iberoamerican@s en torno al Cine

domingo, 27 de abril de 2014

Otra generación

Harto de conmemoraciones, centenarios, obituarios y otras hierbas, R. compartió en FB un enlace a El Mundo Today sobre la muerte de GGM. Comparto con él este hartazgo, en estos tiempos se diría que todos somos medios de comunicación compitiendo por el prime time, de acuerdo con esa idea tan extendida de que hay que estar continuamente rozando la conciencia del ciudadano con noticias, sean estas malas o buenas.
Pero se nos olvida, por contra, que dar mal una noticia o difundir mal algo es peor que no hacerlo y, sobre todo, que salvo para periodistas y medios de comunicación, para muchas otras organizaciones, la difusión, por muy importante que sea, es sólo una parte de su misión.
Además de eso, las conmemoraciones, aniversarios, etcétera., tienden a ser los únicos momentos en nos ocupamos de esos temas, olvidándolos el resto del tiempo.
A parte de esta larga digresión, la entrada del Mundo Today es tan buena como suele, y retrata una realidad fácilmente constatable: gran parte de las generaciones posteriores a la de los que en los últimos 60 o primeros 70 leímos a GGM, no conoce a este autor más que como lectura obligada o una tarea de clase, es decir como posible candidato a pregunta en los exámenes de selectividad. Aviso: esto es una generalización y como tal es inexacta, en esas generaciones hay magníficos lectores que conocerán no solo a Gabo sino a cualquier escritor del llamado boom.
Es una pena que estas generaciones no puedan experimentar el deslumbramiento que le produjo a la nuestra el descubrimiento de este autor, su uso exacto del lenguaje y su universo en el que recreaba la realidad con la magia literaria. Y tampoco el tremendo respeto que Sudámerica despertó entonces en nosotros, dejando de ser como dice el médico de El coronel no tiene quien le escriba: "Para los europeos América del Sur es un hombre de bigotes, con una guitarra y un revólver".
No podrán sentir el placer de leer por primera vez esas historias llenas de realidad pero doradas con la luz de la poesía, ni seguir los avatares de las siete generaciones de la familia Buendía, que al parecer tenía mucho de la historia de los antepasados de Gabriel García Márquez pero también transfigurada por la magia y lo poético.
Aunque el olvido arrase nuestras neuronas, esas historias se han quedado en nuestros genes, en una forma concentrada y esquemática, y para siempre mariposas amarillas serán la sombra del amor oculto, o el hielo una metáfora del aprendizaje...Y la lluvia tendrá más significado después de los diluvios de Macondo, y ante una abuela centenaria con la que sus nietos jueguen siempre tendremos presente a Úrsula Iguarán sentada en su mecedora. 

Los homenajes que no me gustan han servido para traerme a la memoria esas maravillas de Cien años de soledad, un libro como una casa de grande (según una expresión ya casi en desuso), como un universo entero y verdadero. Nunca releo, pero los atisbos de recuerdos de estos días, me hacen desear hacerlo y sumergirme a fondo en este mundo tan bien escrito. 

Eso sí, me gustaría leerlo en las ediciones clásicas de la Editorial Sudamericana, con la cubierta de sellos diseñada por Vicente Rojo, la que no llegó a tiempo para la primera edición de 1967.
La primera cubierta se cuenta que la improvisó Francisco Porrúa, y es la imagen de una galeón en una selva muy estilizada, representada por tres plantas amarillas, aquí os dejo las que expone la Biblioteca Nacional de España a la entrada del Salón General, como parte del homenaje que le ha rendido a GGM este sábado, en la Jornada de Puertas Abiertas.
Por cierto que ese Galeón en la selva me trae a la memoria una gran película, Fitzcarraldo, de Werner Herzog y con Klaus Kinski en uno de sus mejores papeles.

viernes, 25 de abril de 2014

Amigos que hablan de GGM

Hoy no escribo yo, sino un compañero y amigo, que redactó este "ditirambo" que escribe en el blog de la BNE:



DITIRAMBO gratuito pero no superfluo a GGM

El escritor no tiene biografía, sino bibliografía, que es lo que la BNE atesora. Y su herramienta son las palabras, con las que construye frases, párrafos, cuentos, novelas, reportajes, ensayos:    obrero del lenguaje, sus obras ensanchan nuestro mundo y lo humanizan. Gabriel José de la Concordia García Márquez escribía endemoniadamente bien como los arcángeles del cielo, pero con los pies en el barro y con las manos limpias. Sus obras son como edificios perfectos en los que si una sola palabra fuese inadecuada o estuviese mal colocada, todo el texto se derrumbaría estrepitosamente. Dones de la cálida luz de su deslumbrante prosa, regalos que nos iluminan, enriquecen y acompañan desde hace ya muchos años. Los múltiples niveles de lectura de sus obras permiten que lleguen al corazón y a la inteligencia de lectores de todos los meridianos y paralelos, geográficos, sociales, culturales e intelectuales. Hace felices a todos, al lego y al erudito. GGM leía a los poetas del Siglo de Oro en la Biblioteca Nacional (de Colombia).En la BNE conservamos todo sobre GGM, las ediciones críticas o escolares o de bibliófilo de sus obras así como las populares de bolsillo en papel barato y ácido, las traducciones a lenguas exóticas, las tesis doctorales que le diseccionan, las biografías y entrevistas que tan poco le gustaban, los artículos de las revistas académicas, las cartas manuscritas de sus amigos, su voz y su imagen, su música preferida (Bach entre dos vallenatos), hasta los documentos en soportes nuevos y extraños y que pasan de moda tan pronto pero que debemos conservar, y todo eso constituye el referente cultural de su obra y que explica por qué GGM es GGM. Memoria, preservación, identidad. Dicen que no hay otra patria que la infancia y la lengua materna o vernácula. GGM no era el rey, sino el dios de la novela, pero también su esclavo y galeote, trabajador de un oficio de cuya carpintería conocía todos los trucos, pues no hay arte sin artificio, barroco y dionisíaco en un orbe nuevo. Sus lectores, de ambos hemisferios y del universo mundo, le lloraremos durante meses y años viendo llover en Macondo.

               Eduardo Anglada Monzón

viernes, 18 de abril de 2014

Hoy todas mis lecturas son de Gabo

Tendría muchos libros que comentar hoy, desde Las ciegas hormigas, de Ramillo Pinilla, a El olor de la noche de Andrea Camilleri, o la obra del director de cine, Fernando León de Aranoa, Aquí yacen dragones.

Pero Gabriel Garcia Márquez se ha muerto y todos los que leímos hechizados Cien años de soledad o Crónica de una muerte anunciada, o El coronel no tiene quien le escriba o La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira y su abuela desalmada, estamos hoy tristes, aunque agradecidos y tenemos una deuda que pagar.
Garcia Marquez nos devolvió la literatura en español en los años 70, y la magia de las palabras, por encima del realismo mágico y de cualquier otro concepto acuñado a posteriori del deslumbramiento.
Puedo recuperar incluso el olor del papel en la edición de la editorial Sudamericana, el volumen de 352 páginas tan cómodo de leer, y el árbol de la familia de Aureliano Buendia, que creo que se insertaba al final.
La fruición con que devoraba las páginas, robando minutos a los estudios a la obligaciones familiares, y la tristeza cuando me quedé sin el millón de historias que contiene esta novela. Y mil personajes, la bella Remedios y la abuela Úrsula.y un personaje especial, el pueblo entero de Macondo
Y detrás de los Cien años..., La hojarasca, El otoño del patriarca...
Millones de palabras que hacen soñar, que crean mundos con más realidad que muchas realidades desleídas  y sin carne. Eso que nos has dado, Gabo, nunca podremos pagártelo totalmente. Todos tus libros crean un mundo tan grande como el mar y su capital es Macondo.
En ese país que es la lectura, tu eres el poblador más verdadero.

--ooOoo--

No estoy contenta de estas lineas, y aprovecho y añado las suyas, que son magníficas:
Una noche, mientras Meme estaba en el baño, Fernanda entró en su dormitorio por casualidad, y había tantas mariposas que apenas se podía respirar. Agarró cualquier trapo para espantarlas, y el corazón se le heló de pavor al relacionar los baños nocturnos de su hija con las cataplasmas de mostaza que rodaron por el suelo. No esperó un momento oportuno, como lo hizo la primera vez. Al día siguiente invitó a almorzar al nuevo alcalde, que como ella había bajado de los páramos, y le pidió que estableciera una guardia nocturna en el traspatio, porque tenía la impresión de que estaban robando las gallinas. Esa noche, la guardia derribó a Mauricio Babilonia cuando levantaba las tejas para entrar al baño donde Meme lo esperaba, desnuda y temblando de amor entre los alacranes y las mariposas, como lo había hecho casi todas las noches de los últimos meses. Un proyectil incrustado en la columna vertebral lo redujo a cama por el resto de su vida. Murió de viejo en la soledad, sin un quejido, sin una protesta, sin una sola tentativa de infidencia, atormentado por los recuerdos y por las mariposas amarillas que no le concedieron un instante de paz, y públicamente repudiado como ladrón de gallinas.