miércoles, 31 de diciembre de 2014

No demasiado tarde para ser lo que podías haber sido

"Nunca es demasiado tarde para ser lo que podías haber sido" Esta es una frase de Middelmarch de Georg Eliot y ha sido Jesús quien la ha traído a colación en nuestro grupo de watsap de antiguos compañeros del INEF. Es una frase magnífica que resume todos los objetivos personales, no solo de estas fechas, sino de toda la vida: ser uno mismo, con todas las potencialidades desarrolladas...
Espero que realmente quede aún tiempo para crecer y amar, no solo personalmente, sino en la dimensión social y humana. La vida es muy corta, apenas un suspiro.
Se ha ido nuestra compañera Concha Lois, una bibliotecaria de la Biblioteca Nacional con tradición en la institución, pues su madre también trabajó en ella. No fuimos amigas pero siempre tuvimos un trato cordial aún cuando sus especialidades de bibliógrafa y referencista no fueron nunca las mías, a pesar de mis muchos años de biblioteca; ya he dicho en muchas ocasiones que hubiera necesitado muchas vidas para realmente saber de esta gran biblioteca.
Pero hoy no quiero hablar de sus méritos profesionales, que ya tendrá quien hable ellos mucho mejor que yo. Solo quiero hablar con ella, como cuando comenzó a estar enferma y se jubiló para luchar codo a codo y de frente con su enfermedad. Quería decirle que siento que no pueda abrir un nuevo calendario este 31 de diciembre y que en la primavera no pueda reunirse con sus compañeras de facultad para tomar café y charlar sin tiempo. Que espero que sus nietos puedan guardar un recuerdo amable de su bondad y su simpatía.  Que la recodaré siempre con su pequeño pupitre y su violeta africana, en la luminosa sala de bibliografía, sin despacho y cerca de su gente y sus usuarios.
Y si, habrá que seguir intentando ser lo que podíamos ser, hasta último aliento.

sábado, 13 de diciembre de 2014

In-civismo

Puede que a veces achaquemos a nuestra mala educación lo que no es más que un accidente debido a factores incontrolables como las fuerzas de la naturaleza o similar, pero lo cierto es que hay demasiados ejemplos de mala educación ciudadana como para seguir manteniendo la fe en la inocencia de nuestros conciudadanos. No solo es que se tiren a la calle todo tipos de envases de bebidas y papeles, es que se roban plantan pertenecientes a la comunidad y también se destruyen bienes comunitarios, como sistemas de riego o iluminación pública. Todo ello demuestra una un cabreo sordo y sobre todo cobarde, que destruye por el simple hecho de jorobar, sin más beneficio que la descarga de mala baba.
En la dehesa boyal de mi pueblo hay tres o cuatro alcornoques grandes y antiguos, de uno de los cuales ya hablé aquí. El más antiguo, de alrededor de 300 años, ha sido catalogado como árbol singular y se ha incluido un cartel que lo comunica y explica sus características


 Pues bien, a menos de un mes, ya está desmontado el cartel y tirado al pie del árbol. Como la cosa coincide con la entrada de las vacas, cabría suponer que han sido ellas la causa de este desastre. Pero a mi ya no me queda ingenuidad para creerlo, hace unos días uno de los junquillos estaba suelto y lo clavé con una piedra, ayer ya estaba deshecho y lo que veo en este pueblo, como en tantos otros, es una incuria y una falta de civismo generalizados, tanto de los originarios del pueblo como de los que tienen aquí una segunda residencia.

Este árbol, como mi preferido que mencioné en otra entrada y que esta más abajo en la misma dehesa, es un superviviente que ha visto varias guerras, y miles de cambios en este país de gentes incívicas, menos el único cambio con el que soñamos todos los que lo queremos.
Yo creo que el cambio que necesitamos es el que signifique más educación, más respeto hacia el otro más flexibilidad y más ponerse en la piel y en los zapatos de los demás. Que nos ayude a escuchar más y a chillar menos. A buscar el éxito con tiempo para madurar, a trabajar la inteligencia creadora, más allá del golpe de ingenio efectista que manejamos a la perfección.
Somos un buen pueblo, los españoles, a pesar de la fama y también a pesar de nuestras realidades. Pero a lo mejor el problema es que nos gusta demasiado ese carácter chulesco y a contracorriente. Cómo decía V., mi amiga adolescente, "no puedo luchar contra mis defectos porque... ¡en el fondo, me gustan!"
Todo se acelera cada vez más y da la impresión de que no queda ya mucho tiempo para seguir equivocándonos. Seguro que es una falsa impresión, pero yo parafrasearía a Ortega y Gasset y diría: "Españoles, a las cosas", y esas cosas serían las verdaderamente importantes: la educación, el respeto al bien común (de verdad, no de boquilla), el amor al trabajo bien hecho (aunque sea lento) y el respeto al otro, que es la germen de la concordia y la convivencia.
Esto me ha salido un poco paliza, disculpadme los que me leáis.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Sobre el silencio

Aunque el silencio tiene algo de mala prensa, para mi es algo bueno, si es definido como la ausencia de ruidos. Nada hay más relajante que el silencio en un país en el que se chilla de tristeza, de alegría o de ira. Si te sientas en una habitación sin ruidos o en medio de la naturaleza, la paz te invade y los pensamientos fluyen dulcemente y sin estridencias. Estoy segura de que debe ser un método terapéutico de primera, que debe recolocar cada cosa en su sitio y devolver a sus orígenes las estructuras y funciones cerebrales.
Otra cosa es el silencio como falta de comunicación o trasmisión de información. Creo que una característica humana es querer compartir lo que vivimos y sentimos y que solo por desconfianza y tras sufrir malas experiencias se produce ese "apagón autoinfomativo", esa reserva exagerada. 
A mi me alegra compartir un hermoso día a través de una foto, y aunque estoy de acuerdo con Javier Marias (Mira lo que hago) en que en cierto modo refleja infantilismo y que a veces la urgencia por compartir puede impedirnos disfrutar de lo que vivimos de primera mano, tiene también un componente de atrapar lo pasajero, de anclar en la memoria lo que pasa a gran velocidad sobre nuestros sentidos.
Por otra parte, la idea de lanzar al mundo nuestro yo egocéntrico es una invención: la red es un desierto de millones de almas que se siguen comunicando solo en círculos pequeños: familias, amigos y poco más. 
Y por lo demás dirigirse a las masas es un oficio que hay que conocer y que a mi personalmente no me interesa, es algo que produciría un vértigo tremendo, entre otras cosas porque tendría miedo de trasmitir un mensaje dañino o negativo.
Así que aquí sigo, contando lo que leo y lo que me alegra y, pocas veces, criticando alguna cosa o contando alguna tristeza o dejándome llevar por la melancolía. He tardado en volver precisamente porque me he cuestionado si tenía sentido, dado que hay mucha gente inteligente que no se lo ve. Pero he decidido que yo comparto y cuento lo que siento más que nada conmigo misma y que escribirlo me sirve para ordenarlo (converso con el hombre que siempre va conmigo...).
Esta silencio tiene, además, otra causa, el inicio de una nueva etapa con más tiempo, en la que la cantidad de estímulos y la variada oferta de actividades me están haciendo correr de una a otra, con ansias por poder hacer todo aquello para lo que hasta ahora no había tenido tiempo. 
Pero ya he vuelto. Nunca podré dejar de escribir. Aunque no me lean más que unos sufridos amigos a los que envío estas entradas por correo, como mensajes dentro de una botella.
Y comparto con ellos aquí una foto nocturna de Cuenca.


sábado, 18 de octubre de 2014

De Excalibur y otras metáforas

Aunque no pertenezco al partido animalista, sí es cierto que tengo un gran amor a los animales, pero creo que la reacción de rebelión contra la muerte de Excalibur me iguala con un montón de ciudadanos sin especial sensibilidad hacia los animales.
Creo que Excalibur es una metáfora de lo que puede suceder con seres inocentes e indefensos ante el poder ciego que intenta justificarse y defenderse. Ante el que ignora sus derechos, no tiene dinero o es pacífico se despiertan los peores instintos de los poderosos y una parte importante de la ciudadanía se ha visto en cierto modo reflejada en esa muerte inane y soberbia. Todos podríamos ser Excalibur, si desaparecieran ciertos controles sociales - de hecho, cuando no existían ¿no está claro que pobres mendigos y minorías han sido "castigados" por males como la peste o las hambrunas? - La ausencia de leyes y mecanismos de defensa del menos fuerte es un horizonte no tan lejano hoy en día; por eso la población ha expresado su rabia ante la muerte de esa mascota.
Ocurre además, que ante los animales yo siento algo que creo que sienten muchos otros humanos, la responsabilidad frente a unos seres más.... inocentes (no me atrevo a hablar de menor o mayor inteligencia). Algo parecido a la responsabilidad del hermano mayor frente a sus hermanos más pequeños. Es seguro que todos encontraran diferencias vitales entre hombres y animales, pero disculpad que yo no me pronuncie en este aspecto. Sólo siento que ellos en cierto modo están a nuestro cargo y debemos demostrar que lo merecemos.
En estos momentos cuesta exponer las propias opiniones, porque hay mucho "opinador" profesional dispuesto a denostar cualquier opinión diferente. Pero no puedo menos que exponerla y cargaré con la cruz que esto conlleve.

miércoles, 27 de agosto de 2014

Diamante, ciego y asesino

A pesar de todas mis reflexiones sobre la imposibilidad de seguir comprando libros indefinidamente, acabo de completar la colección del diario El País Grandes clásicos de la novela negra:

Dashiell Hammett-El halcón maltés 
James M.Cain – La camarera 
Jim Thompson – El asesino dentro de mi 
David Goodis – Disparen sobre el pianista
Margaret Millar – Un extraño en mi tumba 
Marc H.Behm – La mirada del observador 
James Hadley Chase – Eva
Donald E. Westlake – Un diamante al rojo vivo 
Chester Himes – Un ciego con una pistola 
Josephine Tey – La hija del tiempo 
Kenneth Fearing – El gran reloj 
Richard Stark – A quemarropa
C.S.Forester – Los perseguidores 
Ross McDonald – El blanco móvil 
Fredric Brown – El asesinato como diversión 

Muchas de estas novelas, más que leerlas, las hemos visto en el cine y por tanto de momento me interesan más aquellas cuyo argumento desconozco. De momento he leído tres: Un diamante al rojo vivo, de Donald E. Westlake, Un ciego con una pistola, de Chester Himes y El asesino dentro de mí, de Jim Thompson.
De la historia del diamante debo destacar lo disparatado de la trama, que para conseguir un diamante africano para uno de los países que se disputan su posesión, se acomete el  robo  en un museo, la liberación de un preso, el asalto a una comisaría y a un manicomio y que finalmente, termina bien para casi todos los protagonistas. Aunque el adjetivo de “hilarante” usado en la información promocional es un poco excesivo, se trata de una obra ligera y entretenida.
Un ciego con una pistola es una obra llena de un barroquismo y una sensualidad muy cercana a la los autores de color y cuenta una serie de asesinatos en Harlem, así como una serie de movimientos reivindicativos de sus habitantes de color, dejando al descubierto intereses totalmente ajenos a la causa y una gran cantidad de personajes desalmados. La imagen que el título  invoca es una metáfora de esa peligrosa explotación de las buenas intenciones.
La de Jim Thompson es una novela obscura, en la que muchas cosas solo quedan insinuadas y donde la mente del asesino y autor de la narración, tortuosa y obscura, oscila entre nobles sentimientos y el más radical sadismo. Después de esta última, he tenido que hacer un inciso y pasarme a un clásico, una novela costumbrista y burguesa de Honoré de Balzac, editado por Ediciones Simancas en El Parnasillo, con un formato muy bonito y papel biblia y la única pega de la pequeñez de la letra.
En ello estoy sumida ahora, y me sumerjo en las vidas de estos jóvenes despreocupados por todo aquello que no sea la buena ropa y la belleza de las mujeres.

Hay que cambiar Harlem por París. Eso es la literatura. 

martes, 19 de agosto de 2014

Libros para el verano

He terminado dos nuevos libros. Por orden cronológico de lectura, voy hablar primero de Las lágrimas de San Lorenzo, de Julio Llamazares.
Es una narración que aprovecha la ocasión de un recuentro de un padre y un hijo en Ibiza alrededor de la noche de San Lorenzo y con el fin de ver las Perseidas o lágrimas de San Lorenzo, para hacer un recorrido por la historia del padre, y para hacer todo un panegírico del dolor que produce el paso del tiempo. 

En mi opinión, este sentimiento es innegablemente masculino. A riesgo de ser injusta, me parece que estos sentimientos no suelen darse entre las mujeres tan habitualmente. En general, la obra me ha parecido regular, con sentimientos de pérdida un poco manidos, y peor que otras obras de Llamazares. Y su memoria de Ibiza es un poco ingenua e idealizada y no coincide en nada con mis recuerdos de esta isla, vitalistas y energéticos.

La otra obra es mi primera lectura de Sergio Vila-Sanjuán, Estaba en el aire, la historia de un programa radiofónico que existió entre 1960 y 1964 y de la sociedad barcelonesa en esos años, en los que el franquismo parece levantar ligeramente la mano y en los que se produce el primer desarrollo industrial español, representado en esta novela con parte de la historia de SEAT y su fábrica de Barcelona-
Esta primera lectura de Vila-Sanjuán me ha dado una buena impresión, su prosa es de una sencillez magnífica y cuenta muchas cosas interesantes sobre el pasado, que los jóvenes de estos tiempos harían bien en conocer. He conocido a este autor como coordinador de un ciclo de conferencias de la Biblioteca Nacional, titulado El libro como universo, y he podido apreciar su sentido común y su capacidad para "pastorear" a los grandes escritores y personajes incluidos en el ciclo con gran facilidad y efectividad.
Esta primera lectura me ha dejado con ganas de leer más cosas de este autor, que es justamente lo que debe provocar una primera lectura.
Lo demás, esperar un poco temerosamente la llegada del invierno, este nuevo invierno para mi, lleno de libertad y de posibilidades. Espero aprovecharlo plenamente.




jueves, 14 de agosto de 2014

Sobre el arte y la belleza y todo lo que no es, supuestamente, imprescindible.

Mañana empieza el puente más famoso del verano, el del 15 de este mes tórrido que aquí y ahora no lo es tanto. Mientras, continúo mi navegación, suave y pausada en algún sentido, frenética en otros.
Y os traigo dos libros más que me he leído en estos días, uno corto y otro más largo (195 páginas contra 1143)
El corto es un Sellerio, uno de los libros de esta editorial de Palermo, que cuida tanto la forma como el fondo, con esa factura tan cuidada y sencilla. Se trata de una obra de Marco Malvaldi, autor nacido en Pisa en 1974, que tiene en sus relatos negros bastante ingenio y humor y que ha creado un escenario clásico  - el bar Lume- con sus jubilados investigadores plastas y su dueño Máximo, tan dado a meterse en los líos por culpa de estos.

Pero esta novelita negra es independiente de esta serie y trata de un estudio genético realizado en el pueblo de Montesodi Marítimo para encontrar las causas de la fuerza descomunal de sus vecinos, así como de otros caracteres genéticos, como grandes orejas o dientes separados. Pero en medio de esta invetigación se cruza una gran nevada y un crimen que parecería muerte natural si no fuera por la sabiduría del protagonista, Piergiorgio Pazzi, que junto con Margherita Castelli llevan a cabo la investigación, un genetista y una archivera. La historia es clásicamente bien diseñada y mantiene hábilmente la atención. No sé si Malvaldí está muy traducido al español, pero me temo que no.
El siguiente  libro no sé si considerarlo un bestseller, y tampoco me importa cual sea su consideración. Se trata de la segunda novela de Donna Tart y se llama El juilguero, como el cuadro de Carel Fabritius que se exhibe en el museo Mauritshuis de La Haya. Es en cierto modo una novela de iniciación y también una intriga policíaca, pero es sobre todo una reflexión sobre el bien y el mal y sobre la belleza. Aunque no sé si puedo estar de acuerdo con todas las opiniones que defiende la autora, la historia, a pesar de su difícil verosimilitud,  se sostiene y te mantiene pendiente de las desventuras de su protagonista Theodoro Decker. 
La historia empieza con un atentado en un museo y con la muerte de la madre del protagonista, así como un robo de arte, el de la obra El jilguero, que está siendo exhibida allí en una exposición temporal. De ahí surge todo un río de tristeza y angustia para Theo, que tiene 12 años y es el autor del robo, así como innumerables peripecias, que le llevaran a conocer a uno de los personajes más poliédricos, Boris un polaco-ruso que vive en Las Vegas y que en cierto modo representa el mal, pero que para mí es uno de esos malos intrínsecamente bondadosos y leales. Junto a él, el personaje de Hobie, literal e inequívocamente bondadoso y un sin fin de personajes complejos e interesantes, incluidos el padre de Theo o la señora Barbour. 
En fin, lo que parece más difícil es que la obra tenga un final más o menos feliz, y eso me recuerda a ciertas películas de Almodóvar, aunque sin la vena de locura ochentera.
En fin dos buenas historias y la segunda sobre todo que hace reflexionar sobre lo que la belleza hace en nosotros, como nos da la ilusión de eternidad.
Y Nueva York es otro protagonista con peso en la historia.
Leed El jilguero y hablamos

lunes, 4 de agosto de 2014

Algunos libros buenos

Es la época. En agosto casi con toda seguridad las estadísticas de lectura deben superar la de el resto de los meses del año, bien por las vacaciones, bien por la relajación del horario laboral o por trasnochar más debido al calor.
Yo hoy voy a hablar de tres libros, pero alguno lo leí allá por el mes de junio, como El caso Collini, de Ferdinand von Schirach,  que es la historia de una venganza servida fría y sin ninguna necesidad de clemencia ni ningún rechazo de la propia culpa. El autor es un experto conocedor de las leyes y de él he leído también el libro de relatos Crímenes, en el que algunas narraciones los tremendos delitos parecen absolutamente perdonables, pues retratan un ambiente de presión continuada y parecen hacer justificables algunos de ellos. Aún tengo que leer otro titulado Culpa, pero antes tengo otros en cartera (algún Sellerio, una obra de julio Llamazares...). El autor, a pesar de su pericia legal, refleja los abismos personales en los que se cuecen ciertos crímenes y escribe claro y bien.

También J. escribe claro y bien y además resulta muy entretenido, aunque hay en la obra mil tics y expresiones que a los que le conocemos nos identifican sin margen de error al autor.
No sé si le gustará, pero tengo que decir que está obra no habría podido escribirse sin el manga, sin Harry Potter, Ana María Matute, ni sin ciertas películas chinas de fantasmas. Pero en Atropos Carol está también el Ciberespacio y los anti-héroes nacidos ya en los años sesenta del pasado siglo. Y cierta parodia de los góticos y vampiros y mucha peli de monstruos de serie B.
JPF es un periodista, bibliotecario y community manager (fea palabra, ¡pero a ver quién encuentra otra!)
Sólo se le puede acusar de rehuir lo difícil, lo técnicamente complejo. Pero estoy segura de que ese será un mal pasajero. 
Ha escrito un libro electrónico para Kindle y ha hecho una versión de urgencia en papel para los que no lo tenemos, que es la que he leído yo. Se titula El examen final y cuenta la octava convocatoria del examen para obtener el título de parca de una joven de buena familia de Mort, la ciudad de las parcas. Esta joven, llamada Átropos Carolina, descubrirá durante este examen su pasado oculto y el de su familia y luchará con fantasmas terribles y con un mestizo de parca y humano a punto de convertirse en demonio. Su carácter acomplejado, su amor al chocolate y su sentido del humor la ayudaran a recorrer un camino durísimo que incluye etapas extracorpóreas y bastantes sangre y casquería. Y a nosotros nos llevará felices por ese camino hasta un final previsible, aunque no fácil de alcanzar.
J., felicidades por este libro. Es un buen primer libro. 

jueves, 17 de julio de 2014

Espacios vacíos

Siempre he amado los espacios vacíos; así como hay gente a la que le gustan las ruinas, a mi estas me llenan de zozobra por los afanes humanos fracasados, pensando en lo que cuesta crear y mantener la casa y el ajuar y cómo cualquier golpe de fortuna o el simple paso del tiempo pueden llenar de polvo y silencio un hueco hecho para el amor y los sueños.
Pero ciertos espacios vacíos -teatros, estaciones, escuelas- hechos para llenarse de gente y de voces me producen una calma y una sensación de belleza tremenda.
Sobre todo hay dos espacios que me resultan especialmente bellos. Uno de ellos lo he estado viendo durante años, se trata del hall de la Biblioteca Nacional, antes de que esta abra y se inicie el normal ajetreo de lectores y empleados. En una foto de la puerta desde el interior quise captar  ese misterio de voces antiguas, visto de dentro hacia afuera, con toda la vida que encierra esta biblioteca
Cada mañana durante mucho tiempo mi corazón se ha ensanchado con esta belleza humana y latente, pendiente del inicio de nuestro trabajo tan hermoso, aunque a veces lo olvidemos.

El otro espacio vacío es más bien la suma de muchos lugares, y es cualquier gimnasio o pista deportiva. Aunque vacíos, siempre están llenos de los sueños y el sudor de mucha gente y despiertan en mi una gran fe en que siempre es posible, luchando, alcanzar todas las metas. Incluyo en estos espacios las pistas al aire libre, porque no hay nada  más  profundamente estimulante que una pista de atletismo vacía.
Muchas mañanas, cuando he ido a entrenar o a ejercitarme, la llegada a esos edificios construidos de esfuerzo e ilusión a partes iguales me ha hecho sentir parte de un grupo humano enorme y ubicuo, el que tiene en la lucha su razón de ser y asume que la única batalla perdida es la que no se emprende.
Nada es eterno, pero hay momentos que tienen aspiraciones a serlo

viernes, 4 de julio de 2014

FASM y los demás que se fueron

Julio no suele ser un mes para nostalgias, ni para echar de menos a los ausentes. Pero este julio es un desastre en su especie, llueve, truena, graniza y sobre todo hace mucho frío.
Y además se me ha ocurrido preguntar por FASM. 
Decían que era mi hermano porque tenía una asimetría parecida en la alineación de los ojos, y además, porque era cascarrabias como yo.
Pero era infinitamente mejor que yo, perfeccionista, amigo de sus amigos, organizado, valiente. Recuerdo un día en que lanzando jabalina (no sé si fui yo, creo que no) "pinchamos" a un sobrino suyo de pocos años, en una Ciudad deportiva de Málaga desierta un medio día de calor. Recuerdo su sangre fría, como entre los dos sujetamos la jabalina y la sacamos, sin derramar una gota de sangre, porque había cogido entero el paquete muscular. Luego fuimos a Carlos Haya, el hospital que lindaba con la Ciudad deportiva y todo salió bien. 
Infinidad de veces hemos tomado hamburguesas y cervezas e infinidad de veces le he visto entrenar fondo solo, sufriendo infinitamente, con el gesto de dolor en la cara y el cuerpo tenso de dolor.
También era un dandy que cuidaba el aspecto personal y la equipación deportiva y una persona que valoraba tanto la amistad que siempre se sentía decepcionado, por uno u otro motivo. 
El me ayudó a comprar mis primeras zapatillas de clavos, azules y de piel vuelta, en la tienda de un amigo (siempre tenía amigos que ayudaban a otros amigos) y he estado en su casa y molestado a su madre algunas veces.
Empiezo a tener el síndrome MPM, que cada vez que pregunta por un intelectual o un escritor, resulta que se ha muerto. FASM se ha muerto, no se cuándo ni por qué, no sé si quiero saberlo. 
Hace poco fue que se me ocurrió preguntar por JdeM, un pintor malagueño que convivió con nosotros en nuestros años comunes de facultad, y resulta que había muerto en el 86, mientras yo estrenaba movida y amores, mi querido Juaco, tan listo y tan cáustico, tan artista y tan interesante. Guardo una postal que grabó para nosotros cuando preparábamos el viaje a Italia, al que no vino, pero que nos ayudó a financiar con una subasta de artistas malagueños de los primeros 70. Fue siempre una persona dulce envuelta en una capa de amargura espuria, y era divertido y genial y por tanto se fue. Este mundo es solo de los muermos, está claro.

Y hace unos meses, quizás un año, se me ocurrió buscar información sobre FA, un jugador de balonmano de Málaga bastante bueno, que durante un verano fue compañero de juergas de mi equipo de balonvolea y de su entrenadora E. Era uno de los hombres más cuadrados que conozco y de piel más obscura y cantaba muy bien, con una garganta de arena. A pesar de que la pareja que yo le conocí era bastante pacífica y dulce, en algún modo debió seguir esa vida excesiva que llevaba y que conocí y amé. Y murió hace también algunos años de un accidente cerebro vascular, si no me equivoco.
Total, que hoy es un día magnífico para recordarlos a todos, para no preguntar por nadie y desear que todos aquellos amigos con los que viví, soñé y amé sigan en este valle de lágrimas por mucho tiempo.
Por lo demás, os quiero igual o más ahora que debo hablar con vosotros de alma a alma.

martes, 24 de junio de 2014

El fuego de la razón y la noche obscura

Foto de Óscar
La noche de San Juan tiene fama de noche de los sentidos y la pasión, de celebración del verano y el buen tiempo, aunque a menudo caen chuzos de punta, como esta pasada noche. Pasada por agua, en realidad.
Personalmente siempre he sentido muy vivo el mito de la llegada del verano y de la consagración de la vida nocturna que esto supone, pero igualmente siempre he tenido inconvenientes que me impedían disfrutarlo como quería. De estudiante, siempre coincidía con el esfuerzo de los exámenes finales, de los que nunca me he librado, y cuando he trabajado, los madrugones que esto supone hacían poco sensato trasnochar demasiado.
Siempre he tenido la certeza de que este día se celebra algo tan antiguo como el mar, y he imaginado ya a los Neardentales celebrándolo. Y he tenido la pena de no poderme sumar a ese canto de la humanidad entera, por uno u otro motivo.
Este año podía haber sido la excepción, ya que estreno libertad, pero la lluvia lo ha impedido. Pero no importa, quedan muchos años para vivirlo y pensarlo, porque para mi empieza a ser la celebración de la razón, del conocimiento. Por eso y porque es también hermoso ese desear y soñar una fiesta, casi más que festejar y celebrar.
Empiezo a verlo como celebración del conocimiento porque sin duda para los primeros homínidos supone la compresión de los ciclos y también de los beneficios que estos producen en la naturaleza y en la tierra. Y es un símbolo de la luz del fuego ganando la noche para el hombre aterrorizado por la obscuridad. Los mitos son fruto de la inteligencia y de la imaginación, y la noche de San Juan es uno de los más hermosos que conozco.
En resumen, que aunque llueva a cántaros siempre podré soñar que bailo a la luz de la luna y las hogueras una danza inventada para agradecer la belleza de la vida floreciendo en las plantas, los animales y los hombres.

martes, 20 de mayo de 2014

Finestrat

Este fin de semana he tenido un encuentro con mis compañeros del INEF, en una finca rural en Finepark. El sitio ha resultado magnífico, en una pinada entre montañas y con el mar de Benidorm cerca, pero no es eso de lo que quiero hablar. Quiero hablar del reencuentro con el tiempo en que estudiaba INEF y de mis compañeros y de la nostalgia.
Cuando llegamos Rosa, Paulina, Lola y yo, ya había llegado la avanzadilla y allí estaban Bel y Jesús, los "culpables" del encuentro, junto con el impulso de Conchi. La tarde se fue en abrazos y bromas con Ramón, que sigue teniendo un ingenio afiladísimo y un corazón enorme. Nuestra Marta, Conchi y Juanjo y Lorenzo fueron casi los últimos, excepto Inma e Inés. A la mañana siguiente llegó Aurora y fuimos a buscar a Oscar, que se acercó solo para la paella y para abrazarnos, haciéndose como siempre el duro, nuestro oso particular.
El sábado además de la paella estuvimos disfrutando de la playa, y nos dimos un baño muy divertido con unas olitas estupendas para saltar y reírse.
Por la tarde, la banda de "bailonas" nos hizo una demostración de zumba estupenda y como de costumbre me encantó verlas y me morí de envidia: siempre he soñado con bailar, pero me tropiezo con mis propios pies y solo lo lograré cuando mi cuerpo mortal pierda su torpe carnalidad.
Pero sobre todo, ha sido magnífico saber de ellos, de sus vidas en estos 30 años, de sus alegrías y de sus tristezas, del valor sin medida de algunas (Mami, olé tus narices) y de la lucha de otros con la enfermedad, el desamor o la muerte. De las Lolas, la Mala tan, tan, tan buena, y la Buena, tan calladamente lista e intuitiva. De Mamen y Paulina, cada una con su retoño a cuestas, Abel y Paula y las dos tan fuertes y tan graciosas.Y María Jesús y su risa contagiosa e Inmaculada y su sensibilidad. Y Nieves y su capacidad de estar siempre donde se la necesita y Rosa y su capacidad de dialogar y escuchar
Faltaban muchos, sobre todo chicos. A alguno le hemos perdido la pista (si alguien sabe de Mafalda, que nos cuente por favor), otros no han podido venir (Paco C., Antonio, el otro Oscar y ¿Pilo?) y alguno debía tener el mismo "miedo al reencuentro" que yo. También es verdad que además están los problemas de falta de tiempo, que para mi ya se han terminado y eso es un factor muy importante.
Ha sido un auténtico placer, como dice Matilde, volver al pasado por un rato, recordar anécdotas de todos, de nuestra querida Marta y su capacidad de meterse en líos, de Oscar y Máximo, que ya no está. La gracia de Gabi y su amabilidad, la calma y el seny de nuestro soriano Lorenzo. La bondad infinita de Jesús y su sensibilidad poética (gracias por tú poema, y por dejarme ponerlo) y la chulería de muchos, como sus representantes en la finca Finespark, Juanjo y Ramón.
No os nombro a todos, pero todos estáis en mi corazón y en mi cabeza, dando calor ahora que vuelve el frío. 
--oo0oo--

"la ignorancia es la noche de la mente, pero una noche sin luna y sin estrellas".

LUNA DE MAYO
Te admiro, me embruja tu magia,
en la inocencia guardas tu cordura
y mis ojos embriagas con locura.
Plenitud de presagio es tu adorno,
sencillez y claridad en tu firmamento
y nanas de mis estrellas cantas al sueño.
Bailando en tu noche plena.
Guardas en tu luz pena callada,
tristeza en la alegría que perdiste un día.
Estela de caracolas, agua en el cielo,
acicalada de sal para el mar te quiero. 
Con el beso de la noche, me habla tu silencio.
                                            Jesús Paredes


jueves, 8 de mayo de 2014

Lo que sé de Fernando

Fernando es un hombre feliz, a pesar de que la vida le ha gastado algunas putadas. Su alegría parece un especie de respeto a las tristezas de los otros. Es sociable, le gusta la buena conversación, las bromas, la buena mesa, el arte, la música, y por supuesto la buena bebida, sin descartar las cervecitas.
Hablando una vez con él me dijo una de las claves de su facilidad de conexión, tratar a los demás como te gustaría que te trataran a ti.
Es catalán, y riojano y de no sé cuantos sitios más. Adora la belleza y es, faltaría más, hedonista. Su trato es más que fácil, relajado; y eso hace que las reuniones que el conduce sean eficientes y, lo que es más difícil, divertidas.
Estos tres últimos años le he tratado mucho y también he descubierto algún "inconveniente" de su carácter: su excesiva paciencia y su compresión de todo lo humano a mi me crispa los nervios, pero es que yo soy una impaciente perenne, con una subjetividad como un piano. 
El punto de chulería también a veces me parece que desmerece la media de sus cualidades, pues la humildad es para mí la guinda en el carácter de los sabios. 
Pero en Fernando se puede confiar plenamente. Aunque sea crítico, nunca deja de ser leal. Y siempre dice las cosas que piensa, independientemente de lo que sus interlocutores quieran oír. En estos tres años de relación muchas, muchísimas veces hemos discutido, me he enfadado y en muchos casos he tenido que darle la razón, y también alguna vez él ha reconocido su error. Pero siempre, siempre nos hemos reído a raudales y yo he tenido siempre su ayuda, espero que el también se haya sentido arropado...
Las mujeres guapas son su debilidad, dice que la belleza es para disfrutarla y eso a veces le entontece un poco, ante una mujer hermosa pierde un poco su gran capacidad crítica. Pero es siempre cariñoso con las personas y solo es distante con quien no se porta bien con los demás o miente.
Es presumido y coqueto y permanece eternamente joven, quizás porque en el fondo sigue manteniendo muchas ilusiones juveniles y un punto de rebeldía. 
Ahora que no no nos veremos tan frecuentemente quiero decirte que ha sido un honor compartir contigo estos años y estas tareas y que creo que lo hemos hecho muy bien, a pesar de que haya quién no opine igual. A pesar de los tiempos convulsos, lo hemos llevado con mucho humor y hemos trabajado mucho y bien.
Gracias, amigo

lunes, 28 de abril de 2014

Otra amiga que habla de GGM


Uno de los nuestros
En un Jueves Santo, casi como corresponde a quien se alimentó de realidad y ficción, de tradición y revuelta, de ayer y hoy, ha muerto Gabriel García Márquez.
x 'Gabo' de Charo
No sólo era uno de los grandes: era uno de los nuestros.
Para los que ya llevamos mucho vivido, él fue, hace años, el descubrimiento luminoso, exuberante y fecundo de un universo completamente nuevo, donde se cruzaban realidad y fantasía para generar un mundo propio en el que todos cabíamos. No fue el único, desde luego, pero tal vez sí el más característico de aquella legendaria floración de la literatura que dio en llamarse “el boom latinoamericano”.  En unos años que contemplaban a Latinoamérica como poco más que un gigantesco tablado de opereta donde se alternaban dictaduras y guerrillas, aquellos jóvenes, y algunos otros no tanto, desplegaron ante los ojos asombrados del mundo una capacidad de creación y un dominio del lenguaje en todas sus facetas, como jamás se había producido en idioma alguno. Eran tantos y tan buenos, tan diferentes, tan deslumbrantes, tan independientes y tan personales, que costaba creer que fuera verdad lo que estaba pasando.
Decir que escribían en español, es decir poco. Hicieron mucho más:  crearon con sus palabras un nuevo idioma, un nuevo lenguaje poético, una nueva forma de contar la vida. Lo hicieron en español, la misma lengua en la que ahora escribo, en la que me dirijo a vosotros y en la que todos soñamos. La lengua que nos une.
Por eso, al morir Gabriel García Márquez, ha muerto uno de los nuestros.

Rosario López de Prado en el blog BiblioCi» Amig@s iberoamerican@s en torno al Cine

domingo, 27 de abril de 2014

Otra generación

Harto de conmemoraciones, centenarios, obituarios y otras hierbas, R. compartió en FB un enlace a El Mundo Today sobre la muerte de GGM. Comparto con él este hartazgo, en estos tiempos se diría que todos somos medios de comunicación compitiendo por el prime time, de acuerdo con esa idea tan extendida de que hay que estar continuamente rozando la conciencia del ciudadano con noticias, sean estas malas o buenas.
Pero se nos olvida, por contra, que dar mal una noticia o difundir mal algo es peor que no hacerlo y, sobre todo, que salvo para periodistas y medios de comunicación, para muchas otras organizaciones, la difusión, por muy importante que sea, es sólo una parte de su misión.
Además de eso, las conmemoraciones, aniversarios, etcétera., tienden a ser los únicos momentos en nos ocupamos de esos temas, olvidándolos el resto del tiempo.
A parte de esta larga digresión, la entrada del Mundo Today es tan buena como suele, y retrata una realidad fácilmente constatable: gran parte de las generaciones posteriores a la de los que en los últimos 60 o primeros 70 leímos a GGM, no conoce a este autor más que como lectura obligada o una tarea de clase, es decir como posible candidato a pregunta en los exámenes de selectividad. Aviso: esto es una generalización y como tal es inexacta, en esas generaciones hay magníficos lectores que conocerán no solo a Gabo sino a cualquier escritor del llamado boom.
Es una pena que estas generaciones no puedan experimentar el deslumbramiento que le produjo a la nuestra el descubrimiento de este autor, su uso exacto del lenguaje y su universo en el que recreaba la realidad con la magia literaria. Y tampoco el tremendo respeto que Sudámerica despertó entonces en nosotros, dejando de ser como dice el médico de El coronel no tiene quien le escriba: "Para los europeos América del Sur es un hombre de bigotes, con una guitarra y un revólver".
No podrán sentir el placer de leer por primera vez esas historias llenas de realidad pero doradas con la luz de la poesía, ni seguir los avatares de las siete generaciones de la familia Buendía, que al parecer tenía mucho de la historia de los antepasados de Gabriel García Márquez pero también transfigurada por la magia y lo poético.
Aunque el olvido arrase nuestras neuronas, esas historias se han quedado en nuestros genes, en una forma concentrada y esquemática, y para siempre mariposas amarillas serán la sombra del amor oculto, o el hielo una metáfora del aprendizaje...Y la lluvia tendrá más significado después de los diluvios de Macondo, y ante una abuela centenaria con la que sus nietos jueguen siempre tendremos presente a Úrsula Iguarán sentada en su mecedora. 

Los homenajes que no me gustan han servido para traerme a la memoria esas maravillas de Cien años de soledad, un libro como una casa de grande (según una expresión ya casi en desuso), como un universo entero y verdadero. Nunca releo, pero los atisbos de recuerdos de estos días, me hacen desear hacerlo y sumergirme a fondo en este mundo tan bien escrito. 

Eso sí, me gustaría leerlo en las ediciones clásicas de la Editorial Sudamericana, con la cubierta de sellos diseñada por Vicente Rojo, la que no llegó a tiempo para la primera edición de 1967.
La primera cubierta se cuenta que la improvisó Francisco Porrúa, y es la imagen de una galeón en una selva muy estilizada, representada por tres plantas amarillas, aquí os dejo las que expone la Biblioteca Nacional de España a la entrada del Salón General, como parte del homenaje que le ha rendido a GGM este sábado, en la Jornada de Puertas Abiertas.
Por cierto que ese Galeón en la selva me trae a la memoria una gran película, Fitzcarraldo, de Werner Herzog y con Klaus Kinski en uno de sus mejores papeles.

viernes, 25 de abril de 2014

Amigos que hablan de GGM

Hoy no escribo yo, sino un compañero y amigo, que redactó este "ditirambo" que escribe en el blog de la BNE:



DITIRAMBO gratuito pero no superfluo a GGM

El escritor no tiene biografía, sino bibliografía, que es lo que la BNE atesora. Y su herramienta son las palabras, con las que construye frases, párrafos, cuentos, novelas, reportajes, ensayos:    obrero del lenguaje, sus obras ensanchan nuestro mundo y lo humanizan. Gabriel José de la Concordia García Márquez escribía endemoniadamente bien como los arcángeles del cielo, pero con los pies en el barro y con las manos limpias. Sus obras son como edificios perfectos en los que si una sola palabra fuese inadecuada o estuviese mal colocada, todo el texto se derrumbaría estrepitosamente. Dones de la cálida luz de su deslumbrante prosa, regalos que nos iluminan, enriquecen y acompañan desde hace ya muchos años. Los múltiples niveles de lectura de sus obras permiten que lleguen al corazón y a la inteligencia de lectores de todos los meridianos y paralelos, geográficos, sociales, culturales e intelectuales. Hace felices a todos, al lego y al erudito. GGM leía a los poetas del Siglo de Oro en la Biblioteca Nacional (de Colombia).En la BNE conservamos todo sobre GGM, las ediciones críticas o escolares o de bibliófilo de sus obras así como las populares de bolsillo en papel barato y ácido, las traducciones a lenguas exóticas, las tesis doctorales que le diseccionan, las biografías y entrevistas que tan poco le gustaban, los artículos de las revistas académicas, las cartas manuscritas de sus amigos, su voz y su imagen, su música preferida (Bach entre dos vallenatos), hasta los documentos en soportes nuevos y extraños y que pasan de moda tan pronto pero que debemos conservar, y todo eso constituye el referente cultural de su obra y que explica por qué GGM es GGM. Memoria, preservación, identidad. Dicen que no hay otra patria que la infancia y la lengua materna o vernácula. GGM no era el rey, sino el dios de la novela, pero también su esclavo y galeote, trabajador de un oficio de cuya carpintería conocía todos los trucos, pues no hay arte sin artificio, barroco y dionisíaco en un orbe nuevo. Sus lectores, de ambos hemisferios y del universo mundo, le lloraremos durante meses y años viendo llover en Macondo.

               Eduardo Anglada Monzón

viernes, 18 de abril de 2014

Hoy todas mis lecturas son de Gabo

Tendría muchos libros que comentar hoy, desde Las ciegas hormigas, de Ramillo Pinilla, a El olor de la noche de Andrea Camilleri, o la obra del director de cine, Fernando León de Aranoa, Aquí yacen dragones.

Pero Gabriel Garcia Márquez se ha muerto y todos los que leímos hechizados Cien años de soledad o Crónica de una muerte anunciada, o El coronel no tiene quien le escriba o La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira y su abuela desalmada, estamos hoy tristes, aunque agradecidos y tenemos una deuda que pagar.
Garcia Marquez nos devolvió la literatura en español en los años 70, y la magia de las palabras, por encima del realismo mágico y de cualquier otro concepto acuñado a posteriori del deslumbramiento.
Puedo recuperar incluso el olor del papel en la edición de la editorial Sudamericana, el volumen de 352 páginas tan cómodo de leer, y el árbol de la familia de Aureliano Buendia, que creo que se insertaba al final.
La fruición con que devoraba las páginas, robando minutos a los estudios a la obligaciones familiares, y la tristeza cuando me quedé sin el millón de historias que contiene esta novela. Y mil personajes, la bella Remedios y la abuela Úrsula.y un personaje especial, el pueblo entero de Macondo
Y detrás de los Cien años..., La hojarasca, El otoño del patriarca...
Millones de palabras que hacen soñar, que crean mundos con más realidad que muchas realidades desleídas  y sin carne. Eso que nos has dado, Gabo, nunca podremos pagártelo totalmente. Todos tus libros crean un mundo tan grande como el mar y su capital es Macondo.
En ese país que es la lectura, tu eres el poblador más verdadero.

--ooOoo--

No estoy contenta de estas lineas, y aprovecho y añado las suyas, que son magníficas:
Una noche, mientras Meme estaba en el baño, Fernanda entró en su dormitorio por casualidad, y había tantas mariposas que apenas se podía respirar. Agarró cualquier trapo para espantarlas, y el corazón se le heló de pavor al relacionar los baños nocturnos de su hija con las cataplasmas de mostaza que rodaron por el suelo. No esperó un momento oportuno, como lo hizo la primera vez. Al día siguiente invitó a almorzar al nuevo alcalde, que como ella había bajado de los páramos, y le pidió que estableciera una guardia nocturna en el traspatio, porque tenía la impresión de que estaban robando las gallinas. Esa noche, la guardia derribó a Mauricio Babilonia cuando levantaba las tejas para entrar al baño donde Meme lo esperaba, desnuda y temblando de amor entre los alacranes y las mariposas, como lo había hecho casi todas las noches de los últimos meses. Un proyectil incrustado en la columna vertebral lo redujo a cama por el resto de su vida. Murió de viejo en la soledad, sin un quejido, sin una protesta, sin una sola tentativa de infidencia, atormentado por los recuerdos y por las mariposas amarillas que no le concedieron un instante de paz, y públicamente repudiado como ladrón de gallinas. 

domingo, 23 de marzo de 2014

Adiós a un oponente

Se ha muerto Adolfo Suarez, a quien tanto critiqué y combatí,a mi modesto nivel.Se ha muerto arrasado por la desgracia y la desmemoria. Fue un hombre ambicioso que convirtió su normalidad en grandeza, solo entendiendo que escuchar y comprender es la única salida. Compuso así un futuro posible para este pueblo batallador y guerrero. Gracias y descanse en paz

domingo, 16 de marzo de 2014

Fragmentos de Baladas del dulce Jim

Ana María Moix nos ha dejado hace poco, aunque yo solo había sabido de ella a través de una larga y algo amarga entrevista no hace muchos meses.
Antes si, cuando escribió Baladas del dulce Jim, yo recuerdo tener copiadas en mi cuaderno de cabecera algunos fragmentos de esta obra que para mi alterna grandes hallazgos poéticos con alguna boutade. Pero estas baladas tienen en general un cierto aire de transgresión, un halo canallita e ingenuo, como tiene la canción Jim, de María del Mar Bonet.
Como en aquella vieja libreta de los años 70, la confeccionada por C., copio aquí algunos fragmentos que poblaron "esos días azules, esa luz de la infancia".

Las adolescentes mojan de lágrimas cada noche la almohada y cesan su llanto para pensar en el amor. Algunas muchachas atrevidas escapan de sus casas para ver la llegada de los marinos. Pero en las playas de las ciudades resulta inevitable mancharse de alquitrán el camisón. Es difícil soñar desde la alcoba blanca sin caer en la monotonía de inventar sombras tras las cortinas, oír pasos por los tejados y recurrir por fin a las tres avemarías.
--ooOoo--

Un pájaro azul y el horizonte lejos. El mar regresaba despacio, a mis espaldas, sin alcanzarme nunca. Recogeré las flores en la arena como si fuera la primera vez que sueño con la playa.

--ooOoo--

Las gaviotas volvieron al mediodía y bajo el sol nos asesinaron con razón: habíamos echado a perder la playa con tantos sueños.

--ooOoo--

Tembló el mar como una golondrina cuando al fin comprendimos que no podíamos hacer otra cosa sino vivir. Pero las ciudades estaban lejos y, como si una gran helada hubiera caído a mis espaldas y me fuera imposible regresar, no puedo cuántos días tardé en averiguar que todas las calles desembocan en los muelles y qué triste es tener que abandonar las casas para que las paredes y los libros no te vean llorar.

 --ooOoo--

Clavé mis uñas en los ojos de un pájaro, y allí estaba la noche: inmensa, húmeda.

 --ooOoo--

Me gustaría estar con todos en todas partes escuchando una bella melodía: que hay que vivir, amigos, que hay que vivir, aunque sea cierto que morimos en un banco del paseo una tarde de invierno, con el corazón encogido, intentando aprender a pronunciar la palabra amor.

 --ooOoo--

Moriré en París, como César, una tarde de frío y aguacero. Se lo dije a la sombra, antes de que se fuera:
Habrá un muerto que no saldrá en los periódicos. Y sonrió con labios de fantasma y risa hueca.

 --ooOoo--

Me enamoraré como los pájaros una madrugada, hasta la noche con la seguridad de haber vivido, aunque sea cierto que tal vez mañana el mar nos busque por las calles y nos ofrezca un lirio para cubrir el hueco de nuestro antiguo corazón.

El amor a todas horas en esos tiempos y también el mar, que ahora me falta tanto pero que volverá seguro como en el poema de Ana María Nevó en el mar

domingo, 2 de marzo de 2014

Cuando conocí a Ichi

Tengo un compromiso con S., contar cuando conocí a Ichi. Siempre la habíamos llamado Iciar, pero su enorme y estimulante grupo de amigos la llama Ichi, y el nombre tiene cierto regusto a pandilla adolescente y está lleno de ese cariño que despierta ella y que ahora tanto necesita.
Fue, cómo no, en la Biblioteca. Mi vida hace 35 años tiene como principal escenario a esta vieja, querida y reñida amiga.
Ella acababa de aprobar las oposiciones y yo estaba en Automatización, luchando con una migración de más de 3 millones de registros junto con mi equipo de bibliotecarios/héroes. Todo el grupo de nuevos bibliotecarios en prácticas "paseaban" conociendo las distintas unidades, serían entre 5 y 8 personas, entre las que destacaban María e Ichi. Recuerdo que, acuciada por el trabajo infinito y el personal escaso les pregunté por qué no habían querido venir a Automatización y entonces ella, solo sonrisa y ojos en la cara, respondió que no lo habíamos pedido.
Era verdad, no sé quien decidía a donde iban los nuevos funcionarios, pero fuese quien fuese, nosotros no habíamos tenido ni siquiera el tiempo o la tranquilidad suficiente para solicitarlo.
Finalmente Ichi estaba conmigo, pues pasó al Servicio Web y yo a tener la responsabilidad de este. Más de dos años he estado viendo su sonrisa y sobre todos esos ojos que se comen el mundo.
Tienes que sonreír, Ichi, ese tiene que ser tu destino.

domingo, 16 de febrero de 2014

Cielo de plomo, de Ben Pastor y otros asuntos plomizos

‘La naturaleza es muy sabia, antes de matarte te quita las ganas de vivir’, dice José Álvarez Junco que le dijo su padre poco antes de morir. Y a veces el invierno, el mal tiempo es un ensayo, un anticipo de lo que será esa desgana metafísica, ese eterno dejà vu.
Este febrero líquido está siendo para mi bastante plomo, y para colmo, la lectura de la nueva y deseada obra de Ben Pastor, Cielo de plomo, no ha conseguido librarme de esta sensación delicuescente, de que las cosas, los días y los sueños se diluyen entre mis manos como arena o agua.
La culpa es del mucho trabajar, indudablemente, pero también de los años cumplidos y lo vivido; aunque hay de todo y mucho bueno,  cuando llegan estos días grises uno parece recordar solo lo amargo, lo que deja un gusto de ceniza en el boca y el alma.
La novela de Ben Pastor es larguísima, 575 páginas, y recrea la estancia en Ucrania, cerca de Jarkov, después de haber sobrevivido a Stalingrado y con solo 27 años, de Martin Bora, un comandante del contraespionaje alemán, procedente de una familia de clase alta y católico auténtico. La historia está llena de la lucha interna del personaje entre su moral profesional y otra moral más profunda, la católica y con el recuerdo de Stalingrado, en donde todos los que participaron perdieron algo de humanidad.
La trama es compleja, con un desertor y un prisionero ruso implicados en viejas historias de robo y malversación y con un bosquecillo, Krasnny Yar, que guarda un secreto y en el que se producen desapariciones y muertes.
No sé por qué esta novela me han gustado menos que Luna mentirosa o Kaputt mundi. El caso es que así ha sido, pero aún así os recomiendo la lectura de las obras de Ben Pastor, incluida esta, porque te adentran en un universo y una época en la que se fraguó en parte lo que somos.

viernes, 17 de enero de 2014

La Biblioteca Nacional

En este video se ve la BNE desde nuevas perspectivas, tanto sus fondos como su edificio y alrededores. Estoy de acuerdo con Emilio Gutiérrez Cava en que esta casa es un remanso (sobre todo para los usuarios) en medio del caos. Yo he hablado en algún sitio de un barco varado en una corriente tumultuosa de la principal arteria dentro de la ciudad de Madrid
Sé que este ha sido un trabajo de mucha gente estupenda, pero aún a riesgo de ser injusta, quiero celebrar el entusiasmo y el arrojo de A., que ha puesto todo su empeño y su profesionalidad para conseguir este resultado.
Este barco, aunque sumergido en otras corrientes menos ostensibles, deberá estar siempre agradecido a estos navegantes que arriesgan su prestigio a nuestro lado.

domingo, 12 de enero de 2014

Intemperie, un mazazo de 223 páginas

Además de Sellerio, hay otras obras dignas de leerse. 
Después del descubrimiento de un nuevo autor de esta editorial, Gianrico Carofiglio, un abogado y autor de Bari, cuya novela Testimonio inconsapevole, un clásico de intriga legal con elementos de novela psicológica, me ha resultado muy amena y fácil de leer, de repente M. me ha recomendado una novela muy corta, concisa y sencillamente espeluznante, Intemperie, una novela de Jesús Carrasco, un autor pacense de 40 años que trabaja además como redactor publicitario.
Este autor ha concitado muy buenas críticas con esta su primera novela, y no me extraña, pues se trata de una obra sorprendente. No repetiré una vez más su carácter atemporal y a-espacial, porque a pesar de ser cierto, no esto para mi lo más importante. Tampoco la parquedad en los diálogos, ni el lenguaje descarnado y lleno de léxico agrícola muy especializado (no acto para urbanitas, dice un crítico).
Lo más espeluznante es que el protagonista no es un adulto, aunque tampoco sabemos su edad se puede aventurar que tiene alrededor de 10 años, y que las cosas que le ocurren y los tragos por los que tiene que pasar son perfectamente creíbles en la España de los años 50 y en miles de países ahora mismo. En un mundo en el que se superprotege a los cachorros humanos aun es posible que un niño tenga que pasar por experiencias como las que se narran en esas 223 páginas. 
Por eso hablé de que la historia era espeluznante. Y además la intriga se mantiene durante toda la narración y los dos personajes, el niño y el viejo, mantienen un duelo de desconfianza y confianza hecho de silencios y gestos.
El autor se considera heredero de los narradores americanos como Carver o Ford, pero yo veo también en él la herencia del realismo español y de la exquisita concisión de Azorin, aunque infinitamente menos serena.
La naturaleza tiene además un papel muy importante en la obra, una naturaleza devastada y desértica, seca hasta la extenuación, en la que los animales acompañan a los personajes y son en muchos casos su justificación.
La obra es perfecta, incluso en su brevedad. Decir que deja la miel en los labios referido a esta historia suena a sacrilegio, pero es cierto que espero la siguiente novela de Jesús Carrasco con mucho interés, tras esta primera sorpresa.

viernes, 3 de enero de 2014

Capodanno in giallo y Il gioco delle tre carte

El libro Capodanno in giallo, del que hablé en la anterior entrada, no me llegó a la Nochevieja. Las seis narraciones que contiene tienen un atractivo particular cada uno. A Camilleri y a Malvaldi ya les conocía, y aunque Malvaldi me sorprendió con la delirante historia del la Loggia del Cinghiale y su alcohólico recorrido hasta el interior del Batisterio de Pisa, con crimen oportunista incluido (Il capodanno del Cinghiale), de Montalbano conozco muchas cosas, incluido su pasión por la comida que prepara su asistenta Adelina, como esos famosos arancini (Una cena speciale). Pero de los otros cuatro relatos me han sorprendido especialmente dos: en primer lugar, L'accattone, de AntonioManzoni, que nos trae a un policía romano Rocco Schiavone, que debe mucho a los detectives americanos de grandes ciudades, y que pone de pie una historia sorprendente de miseria y decadencia, y en segundo lugar, Il Capodanno di Atlante, una historia trepidante de Gian Mauro Costa, que protagoniza el técnico en electricidad reconvertido en asesor policial Enzo Baiamonti, que debe tratar de ayudar a una mujer en el corto espacio de unas horas, y seguir con su celebración de la Nochevieja con su novia Rosa. Me han parecido dos autores de los que me gustaría seguir leyendo historias.

Igual ocurre con Esmahan Aykol, la autora turca de Rubacuori a Capodanno, pero la narración no me parece del todo lograda. Y en el relato de Francesco Recami, Capodanno nella casa di ringhiera, aunque hay infinidad de historias interesantes que se entrecruzan, creo que le falta algo para cerrar perfectamente el círculo.
Siguiendo con la smania Sellerio, leí Il gioco delle tre carte, en el que Malvaldi nos muestra a Máximo, el barista o barrista del BarLume y a la panda de "jubiletas" descarados que le ayudan o mejor le instan a resolver un homicidio de un japonés anciano en un congreso internacional de química. Aquí el matemático reencarnado en tabernero habla de su filosofía de la vida y muestra muy interesantes ideas sobre la investigación y la carrera académica, con las que estoy bastante de acuerdo. Y dice alguna cosa interesante, como que las ideas geniales surgen a veces en las mentes prodigiosas mientras realizan tareas repetitivas, con la mente ocupada en tareas de bajo perfil de rendimiento. Lo curioso es que entre los ejemplos que pone, Einstein en la oficina de patentes, etc, menciona que Borges, bibliotecario dedicado a tareas rutinarias y repetitivas, creó una gran obra literaria.
Se acabaron esos tiempos o al menos para un gran porcentaje de los bibliotecarios actuales. Ahora que somos digital curators o content curators nuestras tareas son bastante difusas, tienen mucho carácter de gestión y mucha contaminación tecnológica y, peor, política. Aunque esto aumenta en cierto modo el nivel de exigencia y de pasión, también hace crecer una especie de soberbia profesional y quema nuestro cerebro en supuestas  grandes tareas, que no son más que instrumento de instrumentos.
No sé, será que este fin de año me pilla cansada de una vida bibliotecaria vivida con mucho entusiasmo, pero que después de 35 años parece un poco vacía de aquello que constituía un sueño no expreso, ayudar a los ciudadanos a conocer su patrimonio y a aumentar su educación, acrecentando el conocimiento universal.
La vida es "un aparato" sin instrucciones de uso y por eso podemos equivocarnos o al menos sentir que nos equivocamos. Pero seamos honrados, hicimos lo que pudimos y no lo pasamos mal.